Vecinos que transitan por la ruta provincial Nº 26 observan cómo a diario el paisaje de campos verdes cultivados pasa a desdibujarse y grandes extensiones se han convertidos en verdaderas dunas o médanos, producto del agotamiento de los suelos, que van camino a la desertificación.
Aunque la problemática se advierte desde el 2006 en distintos sectores de la provincia, el corrimiento de los cultivos de maní -en particular- va terminando con la cobertura fértil de las tierras, las que acaban convirtiéndose en polvo.
Siete años atrás esta problemática se evidenciaba en campos lindantes con la provincia de San Luis, pero ahora se refleja también en grandes extensiones del Departamento General Roca y en sectores rurales aledaños a Chucul, donde además de la problemática de erosión eólica también se suma la hídrica. Esta última que es una consecuencia de la falta de absorción de los suelos que se lavan con las lluvias.
La erosión eólica y la consecuente “voladura” de campos en la región ya es una problemática instalada en el departamento General Roca, y este problema se hizo evidente en los últimos meses con los fuertes vientos que cubrieron de una capa espesa de tierra reduciendo a cero la visibilidad en rutas y caminos de la zona.
La grave situación, que viene evidenciándose en distintas zonas y que parece ir de la mano del corrimiento de la frontera agrícola, preocupa a productores y especialistas, quienes ya advierten que las pérdidas de fertilidad en los suelos son irreparables, a esto se le suma la ausencia de las barreras ambientales provocadas por la deforestación de los bosques nativos que hoy apenas resisten en parcelas raleadas ubicadas en el sur oeste del Roca.
Fuente: Puntal – Fotografía: Gentileza Marcelo Borio (productor rural de Mattaldi).
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