Las filas de pasaporte chino se desplomaron al 115º mundo, ¿cuál es el gatillo?


Beijing, Vivapasaporte Porcelana Plummeted a 115 posición a nivel mundial. Esta disminución aumentó una fuerte atención a las políticas extranjeras y nacionales de Beijing, que se consideró que tenía un impacto directo en la movilidad de sus ciudadanos.

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Aunque el gobierno del Partido Comunista Chino (PKT) a menudo describe los pasaportes nacionales como un símbolo de orgullo, muchos residentes afirman enfrentar discriminación y supervisión estricta en varios países.

Varios informes muestran que los turistas chinos a menudo obtienen exámenes adicionales en la frontera, incluso obligados a pagar gravámenes ilegales en varios países.

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Por otro lado, la imagen de China a los ojos de International también está influenciada por políticas de diplomacia conocidas como «soldados de lobo». Se considera que la retórica agresiva y el enfoque coercitivo reducen la confianza de otros países hacia Beijing, mientras empeora la experiencia de sus ciudadanos en el extranjero.

Como en Australia, una persona ciudadano Porcelana Ancianos, fue humillado debido al transporte de productos que no fueron declarados. Trató de negociar multas aduaneras después de ser encontrado con 15 kg de alimentos que no se declararon, fortaleciendo los estereotipos negativos.

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En Tanzania, un blogger documentó cómo los ciudadanos chinos fueron elegidos para el examen de equipaje y se vieron obligados a pagar sobornos, mientras que otros viajeros escaparon sin interrupción.

Estos comportamientos, aunque no representan a todos los turistas chinos, se ven exacerbados por la falta de responsabilidad y educación de ciudadanía en China. Cuando la ley se considera flexible y el soborno se considera una tradición, no es sorprendente que tales actitudes se extienda a países extranjeros.

Estas experiencias son un síntoma de creciente desconfianza global de los viajeros chinos, que se desencadenan por el mal comportamiento de los individuos y la reputación más amplia de China.

China, que tiene 1.400 millones de habitantes, pero solo alrededor de 200 millones tienen un pasaporte. Muchos de ellos nunca han viajado al extranjero, pero continúan siendo tratados con la propaganda nacionalista que glorifica los pasaportes de China.

Sin embargo, cuando viajan, la brecha entre las expectativas y la realidad es muy sorprendente. En Hong Kong, por ejemplo, los ciudadanos chinos necesitan un permiso especial y obtienen una estadía gratuita de visa más corta que los estadounidenses, India o Rusia

Irónicamente, Hong Kong, que se dice que es parte de China, pero los ciudadanos chinos enfrentan más restricciones que los ciudadanos extranjeros. Incluso a nivel nacional, los pasaportes pueden revocarse arbitrariamente.

Un periodista cuenta cómo su pasaporte fue cancelado por las autoridades locales justo antes del viaje a Qatar. ¿La razón? «Demasiados fraudes en el extranjero últimamente».

Este control paternalista refleja la desconfianza del PCCh en profundidad contra su propia gente y su obsesión por la supervisión. El resultado es un pasaporte que no solo se respeta menos a nivel mundial, sino que tampoco garantiza la movilidad en el territorio chino.

Se ignoran los derechos consulares

Cuando los ciudadanos chinos enfrentan problemas en el extranjero, sus embajadas a menudo no responden. Un hombre que estaba varado en el aeropuerto de Malasia después de perder su pasaporte no recibió asistencia a pesar de que había sido contactado repetidamente.

Otro viajero que fue engañado en Barus perdió $ 40,000 que fue confiscado por la policía local. Después de enviar 17 E -Mail a la embajada china, solo recibió una leve respuesta: «Por favor, ten paciencia».

Estas historias revelan la dura realidad: lo que se llama el poder nacional de China no incluye protección contra sus ciudadanos en el extranjero.

Este fracaso se basa en la forma en que el gobierno chino gasta miles de millones de dólares por asistencia extranjera y expansión militar, pero ignora los servicios consulares básicos. Los ciudadanos chinos son tratados como instrumentos de poder estatal, no individuos que tienen derechos.

Cuando son explotados o tratados mal en el extranjero, se espera que se callen. Este estudiante fortalece el estereotipo de que los viajeros chinos son un objetivo fácil que es obediente, indeciso y reacio a luchar contra la injusticia.

La narrativa del PCCh sobre el rejuvenecimiento nacional es de hecho tentador pero vacía. El crecimiento económico, la expansión militar y las obras diplomáticas pueden ser impresionantes en el papel, pero todo eso no ayuda mucho a mejorar la vida de los ciudadanos comunes.

El aumento del costo de vida, el desempleo y la opresión doméstica continúan persiguiendo a China. Mientras tanto, las actitudes agresivas en el extranjero han llevado a un aumento en las restricciones de visa, exámenes de inmigración más estrictos y aumentos de sentimientos anti-chinos anti-chinos.
La ironía más trágica es que las personas a las que se les dice que están «de pie» en el mundo son las más propensas a ser humilladas en la frontera de otros países.

La obsesión del PCCh con el control y la imagen ha creado un sistema que prioriza la potencia superficial en lugar de sincero respeto. Cuando la resurrección de un país se basa en la censura, la coerción y la propaganda, es el ciudadano quien tiene las consecuencias.

La crisis del pasaporte chino no es solo una cuestión de viaje, sino una cuestión de confianza, dignidad y fracaso del gobierno. PKT debe enfrentar las consecuencias de su política. El gasto masivo por reconocimiento diplomático, retórica agresiva y supervisión nacional no generan credibilidad global. Este aislamiento de China y estigmatizando a su gente.

Si China realmente quiere ser respetado internacionalmente, entonces debe comenzar respetando a sus propios ciudadanos. Eso significa proteger sus derechos en el extranjero, reformar la gobernanza interna y dejar la ilusión de que el poder simplemente exige respeto.

Hasta que llegue ese momento, el pasaporte chino seguirá siendo lo que un viajero se llama amargado como «el artículo de lujo más caro», no por su valor, sino por los costos cobrados a quienes lo tienen.

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Estas experiencias son un síntoma de creciente desconfianza global de los viajeros chinos, que se desencadenan por el mal comportamiento de los individuos y la reputación más amplia de China.

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