La Seminci- se niega a mirar atrás.
En cambio, el segundo festival de cine más antiguo del país, que se celebrará del 24 de octubre al 24 de noviembre. 1, está muy orientado hacia el futuro, al tiempo que reafirma su ADN humanista histórico y abre sus puertas a voces nuevas, audiencias más amplias y realidades industriales en evolución.
“No queríamos una edición nostálgica”, afirma el director de la Seminci, José Luis Cienfuegos. «Es una edición luminosa, en movimiento: un festival de cineastas y para cineastas».
Con 225 títulos y 137 estrenos (de los cuales 104 españoles, 29 mundiales, tres europeos y uno internacional), el 70º Festival de Valladolid, más conocido en España como Seminci, se erige como uno de los escaparates de autor más sólidos de Europa.
La edición de este año reúne a pesos pesados mundiales: Jean-Pierre y Luc Drenne, Lav Díaz, Kelly Reichardt, Pietro Marcello, Dykó Enyedi, Christian Petzold, László Nemes y Gianfranco Rosi, junto con una generación vigorizada de Spens.
Borde provocativo e impulsado por el autor
“Bajo la dirección de Cienfuegos, Valladolid ha adquirido una ventaja más provocativa y de autor en su selección de películas”, señala Antonio Saura, director ejecutivo de Latido Films, una empresa de ventas de cine de autor con sede en Madrid.
Esa energía define la alineación de 2025. La competencia oficial trae 24 títulos, entre ellos estrenos mundiales del español Rafael Cobos, el coguionista ganador del Goya de los éxitos de Alberto Rodríguez “Marshland” y “La peste”, que ahora debuta como director con el thriller “Golpes”.
También compite por la Espiga de Oro Fernando Franco con “Subsuelo”, un drama psicológico que marca el regreso del cineasta cuya ópera prima “Los heridos” ganó el Premio Especial del Jurado en San Sebastián.
Carlos Saiz, por su parte, compite con “Lionel”, una emotiva road movie sobre la relación padre-hijo, producida por la española Icónica Producciones en coproducción con la francesa Promenades Films.
Otros títulos en español incluyen “Always Winter” de David Trueba, la película de clausura de este año, y “Frontera” de Judith Colell, un thriller producido por Banijay’s Diagonal TV ambientado en la España posterior a la Guerra Civil. En total, el festival acogerá 13 estrenos mundiales de películas españolas.
Favorito del festival desde hace mucho tiempo Isabel Coixet abre la edición con “Tres adioses” (Italia-España), adaptación de la novela “Tre Ciotole” de la fallecida Michela Murgia. En parte reflexión sobre la mediana edad, en parte meditación sobre la comida y la memoria, la película marca el tercer estreno de Coixet en la Seminci después de “La librería” (2017) y “Nieva en Benidorm” (2020).
Los pesos pesados internacionales añaden más prestigio: “Silent Friend” de Enyedi, “The Chronology of Water” de Kristen Stewart“Girl” de Shu Qi, “Sound of Falling” de Mascha Schilinski, “The Blue Trail” de Gabriel Mascaró y “Hamnet” de Chloé Zhao, proyectada fuera de competición como evento especial.
Para el director del festival, la coherencia es clave. La Seminci, dice, sigue siendo “un festival programado y curado, no un contenedor”, un espacio donde los cineastas sienten que pertenecen.
Dos picos de honor se suman a la celebración: la actriz y cineasta francesa Mia Hansen-Løve (“El padre de mis hijos”, “Cosas por venir”) y el actor español Luis Callejo (“La cautiva”, “La niña de las nieves”) serán homenajeados por carreras que unen la visión artística y el atractivo del público.

siempre invierno
Crédito: Quim Vives
Fuerte presencia del cine español
Para el sector cinematográfico español, la Seminci sigue siendo una piedra de toque. Sus 19 largometrajes españoles y 13 cortos muestran este año un cine nacional diversificado en tono y ambición.
El festival apunta al relevo generacional. Cineastas como Carlos Solano (“Leo & Lou”), Ana Serret (“Apuntes para una ficción consentida”) e Irene Iborra (“Olivia y el terremoto invisible”) pretenden combinar creatividad con accesibilidad, apoyados por una constelación de productores independientes que impulsan el renacimiento del cine español.
Ese equilibrio entre arte y audiencia, sostiene Cienfuegos, define lo que representa la Seminci. Los experimentos radicales pueden coexistir con los que agradan al público, como “El maestro que prometió el mar”, un descubrimiento del festival de 2023 que se convirtió en una sorpresa de taquilla nacional durante su primer año al mando.
Su naturaleza artística pero pragmática también define el papel de Valladolid como un lugar de plataforma de descubrimiento, un centro de autores de prestigio apenas unas semanas después de San Sebastián, y un puente para la exposición de la temporada de premios.
Raíces en el humanismo
Fundada en 1956 como una semana de cine religioso, la Seminci evolucionó hasta convertirse en el bastión del cine con conciencia social en España. Sus raíces en el humanismo –de Rossellini a Ken Loach– perduran a través de temas contemporáneos de migración, identidad, género y ecología, explorados en secciones como Punto de Encuentro –reservada a películas con potencial de éxito comercial significativo– y Tiempo de Historia, dirigida a producciones de no ficción.
“La Seminci fue una puerta de entrada al realismo y un espacio de debate incluso durante la dictadura”, dice Cienfuegos. «Eso es parte de su ADN».
Ese legado de compromiso todavía define a Valladolid hoy, manteniendo a la Seminci vital como uno de los festivales de autor con mayor conciencia social de Europa.
Un festival para la próxima generación
Más allá de la pantalla, Seminci sigue invirtiendo en educación y desarrollo de audiencias. Dos de las principales escuelas de cine de España, la ECAM de Madrid y la ESCAC de Cataluña, reciben Púas de Honor este año por su papel en la formación de nuevos talentos. Ese enfoque generacional se extiende a la red Young4Film, una iniciativa europea dedicada a construir puentes entre creadores y audiencias.
“No se puede programar la Seminci sin entender su historia”, añade. “El conocimiento es lo que nos permite seguir avanzando”.
Un centro de finales de temporada
Paralelamente a su programación artística, la Seminci ha ampliado su dimensión profesional con el Merci Independent Film Market, el laboratorio de desarrollo La Meseta y el Europa Cinemas Audience Lab. Estos espacios convierten a Valladolid en un hub de última hora para el networking y la estrategia del sector.
“Hemos construido una base sólida en torno al cine de autor”, dice Cienfuegos. «Ahora estamos sumando nuevas generaciones».
Esa evolución, añade Saura, capta por qué Valladolid es tan importante para la comunidad cinematográfica española: «Valladolid ha sido durante mucho tiempo un festival muy cómodo y genuinamente útil para la industria; ese es un equilibrio poco común».
Como la Seminci-Festival de Cine de Valladolid A pasos de su octava década, se erige como custodio de la conciencia del cine y catalizador de su renovación.

Tres adioses
Greta de Lazzaris


