China acusada de construir una ‘máquina de control’ estatal basada en la tecnología


Jueves 23 de octubre de 2025 – 21:14 WIB

VIVA – Varios informes internacionales y conclusiones institucionales derechos humanos destacando cómo Porcelana construir un sistema integrado de poder estatal entre vigilancia de alta tecnología (digital), detenciones masivas y control legal de sus ciudadanos, especialmente grupos minoría etnicidad y religión.

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El modelo de gobernanza que Beijing llama “mantenimiento de la estabilidad” y “contraextremismo” parece cada vez más un programa a escala industrial de erradicación cultural, control social e intimidación internacional que, según investigadores independientes y destacados grupos de derechos humanos, representa algo más que un gobierno autoritario, sino también un crimen contra la humanidad.

Región Sinkiang es el ejemplo más obvio de esta política. Informes independientes, incluidos los de la ONU y Human Rights Watch, dicen que más de un millón de uigures y otros musulmanes étnicos turcos han sido detenidos en campos de “reeducación” combinados con políticas de asimilación forzada: vigilancia masiva, restricciones a las prácticas religiosas, adoctrinamiento político obligatorio y programas de trabajos forzados que emplean trabajadores en condiciones coercitivas.

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Las organizaciones de derechos humanos han llegado a la conclusión de que estas acciones coordinadas (detenciones, desapariciones forzadas y represión cultural) alcanzan el umbral de crímenes de lesa humanidad. Las negaciones de Beijing y sus esfuerzos por limpiar el registro no pueden borrar la montaña de testimonios, imágenes satelitales, documentos gubernamentales filtrados e informes de campo que corroboran estos hallazgos.

Lo que hace que este sistema sea tan peligroso es cómo integra la tecnología con la burocracia. Las cámaras CCTV, las bases de datos biométricas y los algoritmos policiales predictivos no son herramientas adicionales: son el núcleo de la capacidad del estado para monitorear y controlar a toda la población.

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Las empresas de tecnología y de vigilancia chinas han suministrado hardware y software que vincula la identidad personal con el movimiento, la comunicación y el comportamiento; Luego, las autoridades locales utilizan el cebo para seleccionar a las personas para su detención o supervisión, como la libertad condicional.

Los informes muestran cómo se han utilizado cámaras de reconocimiento facial, seguimiento de ubicación y aplicaciones móviles para identificar a uigures y otras minorías para interrogarlos y encarcelarlos. Esta no es una distopía especulativa; Esta es una práctica documentada.

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El borrado cultural ha acompañado a la invasión tecnológica. Las autoridades cambiaron los nombres de las aldeas, restringieron los idiomas regionales en las escuelas, detuvieron a poetas, maestros y sacerdotes y procesaron lo que deberían considerarse actividades culturales cotidianas. Estas políticas fueron diseñadas no sólo para frenar el supuesto “extremismo”, sino también para asimilarlo, reemplazando la vida religiosa y cultural uigur por una identidad sancionada por el Estado.

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