Desde la línea de tiempo hasta la acción de la masa: cuando los influencers impulsan el cambio


Martes 7 de octubre de 2025 – 12:45 Wib

VIVA – A principios de septiembre de 2025, se produjo una vista inusual frente al edificio DPR. Un grupo de jóvenes cuyas caras conocemos muy bien de las pantallas de teléfonos celulares y los canales de redes sociales. Por ejemplo, Jerome Polin, Andovi da López, Fathia Izzati y docenas de otras personas influyentes, se levantaron para no crear contenido de entretenimiento, sino para enviar un documento grueso titulado «17+8 demandas de personas».

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Este movimiento, que reunió las aspiraciones de millones de internautas en una lista de demandas concretas con plazos claros para el gobierno y el parlamento, marcó un nuevo capítulo para cambiar los métodos del movimiento. Esto ya no es solo el activismo de hashtag; Esta es una organización política impulsada por figuras de cultura pop digital.

Este cambio es más que un solo cambio de medio. Este es un reflejo de la nueva «espíritu», un cambio de paradigma que marca la forma en que nosotros, especialmente la generación más joven, las preocupaciones de voz y la lucha por el cambio.

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El eco que se desvanece del movimiento colectivo

Para comprender cuán radical fue este cambio, debemos mirar hacia atrás por un momento. La historia indonesia es una historia tallada por jóvenes que se mueven en una línea. Desde la promesa juvenil de 1928 que unió a la nación en una imaginación colectiva, hasta el movimiento de reforma de 1998 que derrocó al régimen autoritario, la fuerza siempre ha sido solidaria. Estos movimientos están sujetos a una ideología común, organizada de abajo hacia arriba (de base) e impulsados ​​por organizaciones estudiantiles y grupos activistas que tienen estructuras y objetivos claros para el cambio. Su fuerza es la capacidad de movilizar físicamente a las masas, ocupar espacios públicos y ejercer presión sostenida sobre las instituciones de poder.

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Entonces, ¿por qué este modelo efectivo comprobado parece estar perdiendo su relevancia? La respuesta radica en la convergencia de tres grandes fuerzas que se entrelazan y dan forma a nuestro mundo hoy. Primero, la arquitectura de las redes sociales en sí. Las plataformas de redes sociales como X, Instagram y Tiktok proporcionan la infraestructura para la movilización súper rápida a casi ningún costo. Los hashtags (#) se convierten en herramientas de organización instantánea, convirtiendo los problemas locales en conversaciones globales en cuestión de horas. La lógica algorítmica que prioriza la popularidad y el compromiso indirectamente proporciona una plataforma para personas con narraciones personales fuertes, no organizaciones con agendas complejas.

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En segundo lugar, la profunda erosión de la confianza pública. Vivimos en una era de crisis de confianza en instituciones tradicionales como el gobierno, los partidos políticos y los medios de comunicación. Cuando las fuentes formales de autoridad se sienten distantes y ya no confiables, las personas, especialmente la Generación Z, buscan figuras alternativas que se sientan más auténticas y personales. Aquí es donde los influencers llenan ese vacío, construyendo una relación de confianza más directa y personal con su audiencia.

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