vacasmuertasImpotencia, bronca, desesperación. Sensaciones que atraviesa el productor rural Leandro Testoni cada vez que arriba a su campo El Lucero, a unos 20 kilómetros al sureste de Buchardo, y se encuentra con que el crítico escenario, lejos de llegar a su fin, empeora.

 

“Conté entre 20 y 30 vacas sin vida y, cada vez que vuelvo, encuentro alguna más”, contó el productor al diario Puntal de Río Cuarto.

 

Resignadas, algunas vacas muestran signos de vida y frustrados intentos de escaparle al barro. Otras, quedan a la intemperie con sus cadáveres empantanados dejando entrever que sus cuerpos quedaron debilitados a causa de la falta de pasturas.

 

“No se puede llegar con un tractor, es muy triste todo. Lamentablemente los tuve que abandonar. Las vacas y los terneros se caen y prácticamente quedan pegados en el barro, quizás la gente pueda pensar ‘cómo no los ayuda’, da mucha impotencia, pero no se puede hacer nada”.

 

“Es prácticamente imposible llegar al campo. Tardo tres horas de ida y tres de vuelta para viajar en tractor porque de los 20 kilómetros de camino, hay 15 o 16 con 40 o 50 centímetros de agua acumulada, y en partes hay más”, dijo Testoni.

 

 

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