Solo (ANTARA) – Danardono, S.Si., M.Sc., académico de la Universidad Muhammadiyah de Surakarta (UMS), destacó los esfuerzos de mitigación de desastres en Indonesia.
El profesor del Programa de Estudios de Geografía de la UMS en Solo, Java Central, explicó el viernes y jueves que Indonesia se encuentra en una zona de alto riesgo de desastre como país en el Anillo de Fuego o el Anillo de Fuego del Pacífico, con 295 fallas activas, 14 segmentos fuente de terremotos de subducción, así como cientos de otros segmentos de fallas que no han sido identificados según el Centro Nacional de Estudios de Terremotos (Pusgen) 2024.
Las condiciones tectónicas en el encuentro de las placas Indoaustraliana, Euroasiática y del Pacífico hacen que la mayoría de las regiones de Indonesia, como Sumatra, Java, Bali-NTB-NTT, Sulawesi, Maluku y Papua, sean vulnerables a terremotos, tsunamis y deformaciones de la superficie. En medio de estas circunstancias, surge la pregunta de si la respuesta de Indonesia a los desastres es adecuada para reducir el riesgo de daños y pérdida de vidas.
Dijo que el ciclo en la gestión de desastres incluye antes, durante y después de los desastres, siendo la fase previa al desastre la clave principal en la mitigación de desastres.
Dijo que Indonesia ya cuenta con un mapa de riesgo nacional a través de la plataforma InaRISK de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), que mapea amenazas como terremotos, inundaciones, deslizamientos de tierra e hidrometeorología en toda Indonesia. Sin embargo, este mapeo todavía se encuentra en el nivel macro.
«El mapa BNPB es muy bueno, pero la escala es grande. Aún no está detallado a nivel de subdistrito o aldea. Esa es la brecha que debe cerrarse; el mapeo del riesgo de desastres es muy importante en los esfuerzos de mitigación, ya que es la base para determinar las áreas prioritarias y las estrategias de adaptación comunitaria», explicó.
Según Danardono, la tarea de mapeo detallado de las áreas de riesgo de desastres debe ser continuada por los BPBD provinciales y distritales. Sin embargo, en realidad no todas las regiones cuentan con mapas de riesgo de desastres adecuados, aunque Indonesia tiene un sistema de detección temprana no menor que el de los países desarrollados.
Están disponibles el Sistema de Alerta Temprana (InaTEWS), sensores sísmicos y monitorización de deformaciones, pero el problema surge en el mantenimiento.
«Si todo se entrega al centro, ciertamente será difícil. La mitigación debería ser una colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas, la comunidad y el sector privado. Muchas herramientas del sistema de alerta temprana se pierden o son robadas. Cuando las herramientas se pierden, los datos se pierden y esto se convierte en un problema grave», afirmó.
Explicó que la tecnología de cartografía detallada, como los UAV (vehículos aéreos no tripulados), es muy eficaz para diseñar rutas de evacuación de tsunamis y otros análisis espaciales.
«Los datos de los vehículos aéreos no tripulados son muy útiles para obtener datos espaciales como la elevación y el uso del suelo. Sin datos detallados, las rutas de evacuación no se pueden organizar con precisión», dijo, citando la investigación que había realizado.
Danardono también destacó la falta de implementación de educación sobre desastres. El gobierno ya cuenta con un programa de Escuelas Seguras en Casos de Desastre (SPAB), como se establece en el Reglamento núm. 33 de 2019 del Ministro de Educación y Cultura, pero este aún no ha llegado a todas las escuelas.
En este contexto, el Programa de Estudios de Geografía de la UMS también juega un papel al establecer un plan de estudios que permite a los estudiantes enfocarse en el entorno físico y los desastres a partir del quinto semestre.
A través de cursos de gestión de desastres, los estudiantes aprenden recopilación de datos básicos sobre desastres, gestión de desastres y preparación de rutas de evacuación basadas en métodos UAV. La UMS fomenta el nacimiento de expertos que estén dispuestos a contribuir al fortalecimiento de la respuesta nacional a desastres.
Volvió a subrayar la importancia del trabajo intersectorial para hacer frente a los desastres. Según él, el gobierno no puede actuar solo.
«El gobierno debe intensificar su papel como regulador y al mismo tiempo trabajar con investigadores, instituciones de la sociedad civil y comunidades», afirmó.
Cree que el ciclo de gestión de desastres sólo será eficaz si participan todos los elementos, desde los responsables políticos hasta los estratos más bajos de la sociedad. Según él, la educación, la cooperación y la comprensión entre las bases son la mejor base para reducir las víctimas y las pérdidas en el futuro.



