El Manchester City no estuvo en su mejor momento contra el West Ham, pero hizo el trabajo mientras Pep Guardiola buscaba que su equipo siguiera creciendo.
Durante los primeros 20 minutos de la segunda parte contra el West Ham, se podía encontrar a Pep Guardiola agachado o de rodillas, como si estuviera siendo torturado por un enemigo invisible. El técnico del Manchester City es tan expresivo en la banda que cada pase del West Ham que cruza una línea del City lo golpea y eleva sus niveles de ansiedad.
Le bastó con hacer un triple cambio poco después de la hora, dando entrada a Savinho, Rico Lewis y Abdukodir Khusanov mientras buscaba darle a su equipo una inyección de claridad en un intento por recuperar el control del juego. Minutos más tarde llegó el 3-0 y los Blues subieron a la cima de la Premier League por primera vez desde la victoria en la jornada inaugural ante los Wolves.
Ésa ha sido la transformación en Etihad en un tiempo relativamente corto. Fue hace sólo 12 meses que el último partido en casa del City antes de Navidad fue esa terrible derrota en el derbi ante un deprimente Manchester United, seguida de un viaje a Villa Park donde casi les halagó ser etiquetados como segundos mejores.
Este equipo todavía está lejos de ser perfecto, y si el lenguaje corporal de Guardiola no fue lo suficientemente claro al respecto en la segunda mitad, se habrá asegurado de que sus jugadores sean conscientes de ello para el próximo partido. Pero han recorrido un largo camino desde el equipo que no pudo comprar una victoria a estas alturas la temporada pasada.
La primera mitad se sintió muy parecida a la del viejo City, con Erling Haaland poniendo al City por delante en cinco minutos contra un equipo que jugaba como principal candidato al descenso. El equipo local dominó hasta el punto de que parecía un partido de práctica, pero sólo pudo mostrar un gol extra de Tijjani Reijnders en el descanso.
Eso podría haber sido costoso, ya que no pudieron evitar una pelea tardía con el West Ham. Mateus Fernandes disparó desviado después de una jugada, mientras que Jarrod Bowen estuvo a punto de anotar dos veces para convertir el partido en juego, de ahí el nerviosismo de Guardiola.
Sin embargo, al final no había nada de qué preocuparse, y cuando tienes a un goleador tan letal como Haaland (ahora suma 19 goles en la Premier League en 17 apariciones esta temporada) es una gran ventaja. Si se mantiene en forma, seguramente batirá su récord de la Premier League de 36 en una sola temporada.
El City aún no está donde Guardiola quiere que esté en términos de rendimiento, pero ningún Blue quedará en la posición en la que el equipo ha trabajado esta Navidad. Si pueden seguir creciendo, como espera el técnico, habrá mucho que celebrar en 2026.



