El equipo de neurocirujanos del Hospital Pasteur realizó la primera intervención de implantación de un estimulador medular, a un paciente con dolor crónico benigno intratable.
Este abordaje, denominado como neuromodulación espinal, consiste en la colocación de un dispositivo electrónico con micro electrodos sobre la médula espinal, para la emisión de estímulos eléctricos que son regulados desde un monitor externo.
Se utiliza para tratar el dolor crónico y se constituye como la última alternativa luego de agotar todos los tratamientos terapéuticos posibles; médicos, farmacológicos o kinésicos.
Esta técnica quirúrgica de alta complejidad, se realizó a un paciente de 50 años diagnosticado de dolor crónico benigno intratable, vinculado con una intervención quirúrgica por la presencia de un angioma cavernoso, realizada hace ocho años atrás.
Heraldo Pares, jefe del servicio de neurocirugía del hospital, destacó la importancia de esta intervención quirúrgica realizada por primera vez en el Pasteur.
“Es una técnica innovadora y brinda la posibilidad de mejorar la calidad de vida de un paciente que transitó durante mucho tiempo instancias de dolor extremo”, manifestó.
En cuanto al funcionamiento del estimulador medular, Marcelo Olivero, integrante del equipo, mencionó que “la estimulación se va regulando gradualmente estableciendo la intensidad y el modo de la micro corriente eléctrica emitida, generando un fenómeno denominado distracción de la sensibilidad que busca atenuar, en gran medida, el dolor que padece el paciente”.
Este proceso comienza a los 20 días posteriores de la colocación del implante y se complementa con una evaluación continua de la evolución del paciente.
“Para una persona que convivió tanto tiempo con un dolor crónico, la posibilidad de atenuar o erradicar esa dolencia significa una mejora notable en su calidad de vida”, aseguraron Sebastián Cañas y Marcelo Gavira, profesionales del servicio quienes, junto a Walter Gómez, completan el plantel de neurocirujanos que encabezaron la intervención.
Cabe destacar que la cirugía tuvo una duración de tres horas, y que además del servicio de neurocirugía, participaron Nicolás Álvarez, anestesistas y las instrumentadores Ornella Genta y Rebeca Marques; quienes trabajaron en una experiencia inédita para la región, con importantes medidas de bioseguridad en el marco de la situación sanitaria actual.