cristoLos fieles de La Carlota y la región tienen otra buena nueva para celebrar: a 10 días de que el Papa reconociera las virtudes heroicas de la carlotense María Benita Arias, se produjo el hallazgo del Cristo de marfil, una reliquia religiosa sustraída el 30 de noviembre de 2003 de la parroquia La Merced.

El recientemente designado jefe de la Departamental Juárez Celman, comisario mayor Sergio Winievsky, no ocultó su gratitud por la sucesión de los últimos acontecimientos favorables para La Carlota. “Todo comenzó con un llamado telefónico anónimo que recibió el martes 28 de enero en su emisora el director de FM Estrella, Ricardo Valle. Aparentemente, el informante tomó conocimiento por el sitio en Internet de ese medio sobre la historia y procedencia de la reliquia”, introdujo Wisnievsky.

Contó que, a partir de allí, desde la radio se pusieron en contacto con la Departamental de Policía y el propio comisario mayor volvió a tomar contacto con el anónimo que brindó detalles de la ubicación de la imagen en la provincia de Mendoza.

Tras recabar los datos, recurrieron al sumario que permanecía hace más de 10 años en los depósitos de la fiscalía de La Carlota y que, afortunadamente, salieron ilesos de un incendio registrado años atrás en donde se perdieron otros expedientes.

Con el historial de actuaciones judiciales en la mano, una comitiva policial encabezada por Wisnievsky se dirigió hacia la región de Cuyo para promover sendos allanamientos y averiguaciones en la ciudad de Godoy Cruz, junto con la Policía mendocina.

Si bien los procedimientos no arrojaron resultados positivos de inmediato, pocos días después recibieron en La Carlota el aviso de la Policía mendocina que daba cuenta del hallazgo del histórico Cristo de marfil abandonado en la vía pública.

“Hay solo tres en el mundo” 

“De este tipo hay solamente tres en el mundo”, indicó el padre Pablo Silvetti, quien por entonces era párroco en La Carlota y actualmente ocupa ese mismo cargo en Adelia María.

Las características del Cristo dan cuenta de una imagen de 123 centímetros de alto por 88 de ancho. El cuerpo está constituido en una sola pieza de marfil cuya procedencia se remonta al siglo XVIII. La cruz fue tallada en madera de jacarandá y el sol, de plata peruana indígena, fue tallado a punta de cuchillo con decenas de detalles que hablan de un trabajo refinado. El acuerdo de donación que existe en los archivos parroquiales da cuenta de que el Cristo fue donado y debía ser exhibido en el templo parroquial.

Es así que se instaló en un costado a la derecha del altar. La imagen se atornillaba a una mesa de madera que por su constitución artesanal y su antigüedad también era muy valiosa. Se estima que en el mercado de antigüedades su valor superaría con facilidad los 60 mil dólares.

Fuente: Puntal.

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