Los cambios en el entorno físico y social producto de la aparición de nuevas tecnologías y de cambios en los patrones de consumo, modificó nuestros hábitos, la forma de movilizarnos, de trabajar y de recrearnos, lo que redundó en mayor sedentarismo y obesidad.
Sedentario viene de latín sedere, que quiere decir “estar sentado”. Con sólo leer esto, podemos hacernos una idea del significado de esta palabra.
En español se refiere a un modo de vida en el cual la actividad física que se realiza es mínima o prácticamente nula. El ejemplo más claro está en esa persona que se levanta por la mañana, acude al trabajo dónde está sentado, al terminar su jornada laboral se va a casa en coche y se sitúa delante del televisor hasta la hora de acostarse.
Este sistema de vida tiene consecuencias significativas y muy perjudiciales para nuestra salud.
Realizar 40 minutos de actividad física diariamente reduce el riesgo de enfermedad cardíaca o de sufrir ACV; disminuye hasta en un 50% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II o cáncer de colon; contribuye a prevenir la hipertensión arterial, la osteoporosis y el riesgo de padecer dolores de espalda, y ayuda a desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y articulaciones.
En nuestro país, casi el 60% de la población tiene un estilo de vida sedentaria y eso repercute considerablemente en la salud general de la población.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es la cuarta causa de muerte por enfermedades no transmisibles en todo el mundo.
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