Más de un millón de hectáreas fueron arrasadas por las llamas en los incendios forestales de 2020 (equivale a 57 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires), y dos provincias acumularon el 55 por ciento de las pérdidas de áreas verdes. Entre ellas, Córdoba.
Las principales provincias afectadas por los incendios forestales fueron Córdoba, Entre Ríos y Chaco, aunque los dos primeros distritos acumulan el 55 por ciento del total de las pérdidas ocasionadas por las llamas.
La provincia de Córdoba lideró el ranking de la estadística elaborada por el SNMF con 331.676 hectáreas, mientras que Entre Ríos registró 309.760.
El Servicio Nacional de Manejo del Fuego advirtió que el 95 por ciento de los incendios son por causas antrópicas, es decir vinculadas a la actividad humana: principalmente por negligencia o intencionalidad para deforestar.
Algunas de las consecuencias que provocan los incendios forestales son la pérdida de biomasa, estructura vegetal, fragmentación de hábitats y pérdida de especies endémicas de la región, así como también se ven afectados los servicios ecosistémicos que brindan los distintos ambientes, como los valiosos aportes de humedales y bosques.
Además, luego de que el fuego arrasó con la vegetación, se incrementa el riesgo de que las lluvias provoquen inundaciones y aludes de barro y cenizas.
En diciembre pasado el Congreso sancionó una ley que desalienta los emprendimientos inmobiliarios y cambios de actividades agrícolas en las zonas quemadas.
En ese sentido, la norma establece que en el caso de incendios, provocados o accidentales, en bosques nativos o implantados, áreas naturales protegidas y humedales las modificaciones en el uso y destino que dichas superficies poseían con anterioridad al siniestro quedan prohibidas por 60 años; mientras que en zonas agrícolas, praderas, pastizales y áreas de interfase la prohibición es de 30 años.