netflixLa primera serie de competencias culinarias coreanas se ha convertido rápidamente en un gran éxito mundial, y Taiwán se encuentra entre sus mercados más entusiastas.
El Festival de contenido creativo de Taiwán presentó al productor Eunji Kim de Studio Slam, quien analizó cómo la serie evolucionó desde una idea aproximada hasta un formato completamente realizado.
Antes «Guerras de clases culinarias«, Kim y su equipo produjeron el programa de talentos de 2020 «Sing Again», que destacó a cantantes coreanos que habían lanzado álbumes pero nunca encontraron el reconocimiento general. Esa experiencia formó la idea fundamental para su próximo proyecto. «Queríamos hacer un programa de competencia para chefs», dijo Kim. «Pero nuestra primera pregunta fue: ¿cómo nos destacamos frente a gigantes de larga data como ‘Top Chef’?»
Para el equipo, la respuesta estaba arraigada en la cultura local. «Este es un programa de variedades coreano. Necesitábamos un símbolo cultural que se dirigiera directamente al público coreano», señaló Kim. En Corea, la cuchara es un potente símbolo de clase social. Ese concepto inspiró una de las señales visuales definitorias del programa: la división entre los chefs de cuchara blanca, que representan la élite culinaria, y los chefs de cuchara negra, que representan talentos menos conocidos.
No todos los participantes adoptaron de inmediato el formato basado en clases, pero el equipo creativo lo consideró fundamental para el ADN del programa. Desde el principio del desarrollo, se comprometieron con la dramática tensión de un sistema de clasificación oculto como motor central de la competición. «Desde el punto de vista de la producción, nos mantuvimos firmes en la estructura del programa», dijo Kim. «Pero la forma en que actuaron los chefs (cómo se presentaron, cómo se promocionaron) fue completamente improvisada».
A través de una cuidadosa edición y configuración narrativa, el equipo finalmente descubrió que la especificidad cultural no limitaba el programa; en cambio, sus temas resonaron ampliamente entre los espectadores internacionales. Tras el éxito de la primera temporada, la respuesta de la comunidad culinaria cambió drásticamente. «Para la temporada 2, muchos chefs que nos rechazaron la primera vez regresaron después de ver el programa», reveló Kim. «Ese efecto boomerang demostró que nuestro enfoque no sólo era creativamente sólido, sino que tenía un valor comercial real».
Desde cocina coreana y símbolos arraigados culturalmente hasta un formato de competencia que habla un lenguaje de entretenimiento universal, “Culinary Class Wars” ha logrado una visibilidad excepcional en Netflix y al mismo tiempo es pionera en un nuevo estilo de narración de competencias de reality. A medida que la serie avanza hacia una nueva temporada, las audiencias globales esperan ansiosamente narrativas aún más convincentes que van mucho más allá de la cocina.

